El Patriarcado


La humanidad se organiza en una estructura patriarcal a todos sus niveles, social económico y religioso, está estructura otorga predominio al padre y al hombre sobre las mujeres, esto ha sido así desde los tiempos conocidos y en todas las culturas, como expresión de nuestro inconsciente colectivo (como expresión de la necesidad humana de adorar al Sol, el dador de vida, y a su ciclo anual de crecimiento y decrecimiento de su luz). Es algo que la primera parte de la película documental Zeitgeist explica con mucha claridad.
El patriarcado es algo que compartimos con los primates, nuestros primos más cercanos, hay que destacar que la mayoría de primates se estructura socialmente mediante un macho dominante, harén y preponderancia de los machos secundarios sobre todas las hembras. Dicho esto, nosotras, aunque tengamos los condicionantes de un animal, ya no somos animales y podemos dejar de actuar como tales. Pero hay que reconocer que no deja de ser una pulsión poderosa de nuestro inconsciente colectivo reforzada por el mantenimiento en la actualidad de estructuras patriarcales. Por ello es tan necesario el feminismo pero sobre todo la recuperación de la feminidad ante la absoluta masculinización de toda nuestra existencia.
El sistema patriarcal, como todos los sistemas de poder, tolera la presencia de mujeres en sus altas esferas siempre que estas hayan adoptados sus principios y sus roles masculinos de conducta.
El patriarcado, en el que vivimos, se expresa a través de tres niveles o ámbitos: Social, Económico y Espiritual/Religioso:

En el ámbito social su más pura expresión es el machismo, ejercido en su beneficio por los hombres e interiorizado en su perjuicio por las mujeres. Y se concreta, entre otros, en:
·         Familia tradicional heterosexual, sumisión de la mujer al hombre y de las hijas al padre, legal por ejemplo en España hasta hace medio siglo. Obligación cultural de casarse y tener hijos, etc.
·         Violencia machista, física, psicológica o social, la mujer como ente al servicio del hombre debe asumir este rol por las buenas o por las malas. Debe servirnos como nosotros servimos al macho dominante o al Dios Sol.
·         Sexualización de la mujer u objeto al servicio del disfrute del hombre ya sea por la fuerza legal, matrimonio, la fuerza social, tener sexo para no quedar en evidencia o directamente la fuerza física mediante la violación. Promiscua si voy a disfrutar de ti, recatada si vas a criar mis hijos. Educación de las niñas para gustar/atraer y de los niños para poseer/dominar.
·         Masculinización de la mujer, adopción de los roles masculinos como estrategia de supervivencia, la otra es la sumisión, o como medio para acceder en la escala social.
·         Escaso papel o reconocimiento cultural hacia las mujeres políticas o artistas a lo largo de la historia. La Luna no da vida el Sol sí, además es solo su reflejo.

En el ámbito económico la expresión, en la actualidad, del patriarcado es el capitalismo, aunque más apropiado sería la oligarquía, el gobierno de los destinos del mundo por una minoría de hombres, como en época anterior fueron las monarquías y noblezas feudales. Esta oligarquía de hombres rige nuestros destinos y ha conseguido que adoptemos como propios principios y creencias que sólo actúan en su beneficio, entre otros:
·         Máximo beneficio y crecimiento ilimitado, son dos de los dogmas irrefutables de nuestro mundo, todas nuestras actividades económicas deben estar dirigidas a obtener el máximo de rentabilidad de ellas en un crecimiento constante de las mismas, relegando a un plano secundario o incluso desechando otras cuestiones, como la calidad de nuestro entorno, nuestro cuerpo, el bienestar de otras formas de vida, la cohesión social, el sufrimiento de los desclasados, la amistad o el amor, etc. Lo único importante es el dinero como forma de ejercer y conservar el poder, en el capitalismo financiero en que nos encontramos.
·         Es el único sistema económico posible, no hay alternativa al capitalismo ni a su sistema de explotación del trabajo, de los animales y de la naturaleza en beneficio de una minoría que controla los recursos del poder. Aunque históricamente el patriarcado se haya expresado económicamente de otras maneras.
Todo esto genera un pensamiento único a nivel económico que es adoptado sin cuestionarlo por todos nosotros, como muy bien decía Marx, parafraseando una canción de los 80, “control económico, es control del poder, control mental, control sexual”. Pensamos, actuamos, vivimos, conforme a un sistema de valores que sólo tiene en cuenta el interés de una minoría, a costa del sufrimiento de una inmensa mayoría, y aunque el sistema no llega a satisfacernos ni a proporcionarnos bienestar somos sus mayores sustentadores, al igual que los hombres perpetúan el machismo sin que llegue a hacerles felices.

En el ámbito espiritual/religioso la expresión del patriarcado son las iglesias, auténticas jerarquías de hombres donde:
·         Las mujeres, si son admitidas siempre tienen un papel secundario. Inexistencia de mujeres líderes religiosas o maestras espirituales, esto no deja de ser una expresión del carácter masculino de la deidad solar, fuente de la mayoría de las religiones. No puede haber mujeres maestras, nos susurra nuestro inconsciente.
·         Se establece la doctrina moral que regirá nuestras sociedades, fijando el papel dependiente y sumiso de la mujer respecto del hombre en todos sus ámbitos, y de los comunes ante los poderosos.

La expresión del patriarcado a nivel social, económico y espiritual se traduce en creencias individuales a todas luces irracionales que nos alejan de la plenitud del ser humano a través de la libertad y el amor, alejándonos irremisiblemente de la felicidad. Todo lo anterior moldea nuestra personalidad neurótica, que nunca se conforma con lo que tiene, que confunde sexo con amor, agresiva por naturaleza, manipulable con facilidad, que adora al becerro de oro (el dinero y lo material), sumisa y traicionera, que antepone la acción a la observación, imaginativa e ilusoria, que esclaviza al cuerpo, etc.

En la Escuela LibreAma desmontamos las creencias que el patriarcado, a través de la sociedad y la familia, ha implantado como una programación en nuestra mente, comprendiendo como el inconsciente colectivo se manifiesta en nosotras pero también poniendo el énfasis en que, aunque el inconsciente colectivo es un influencia poderosisima, ejemplo nuestra educación neurótica, también nuestro inconsciente personal esta incluido en ese inconsciente colectivo, así que nosotras también podemos influenciarlo a través de los procesos de transformación personal, pues el inconsciente colectivo no es algo fijo e inamovible sino que esta dotado de vida propia. Cada persona que aprende a liberarse de sus condicionantes aprendidos y a encontrar su propio amor esta modificando el inconsciente colectivo de la humanidad y acercando un poco más la transformación de la sociedad hacía un modelo más justo, solidario, libre y amoroso (Felicidad).
Alcanzando ese estado compasivo de felicidad que es ser libre amando y amar siendo libre podremos transformar toda nuestra realidad y como se dice en el budismo, cuando una flor se abre el mundo se levanta, pero como se insiste en el zen siempre que sea sin espíritu de provecho.









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